Del 2 de Noviembre 2016 hasta el 22 de Enero 2017
Comisaria: Rosa María Castells
Producción: Museo de Arte Contemporáneo de Alicante/ Fundación Mediterráneo/ Diputación de Alicante/Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana
La representación del paisaje en la pintura constituye un género clásico que tiene su origen en la Holanda burguesa del siglo XVII gozando inmediatamente de éxito. Naturalezas educadas o dominadas por el hombre, marinas, panorámicas vedutas del settecento, paisajes sublimes del romanticismo, atormentados, soñados, existentes o reales…. El paisaje ha sido una forma de manifestar la posición del hombre en el mundo. Se trata de un género tan imbricado en la tradición clásica que se revela como uno de los campos de investigación más fértiles y productivos del arte contemporáneo.
El paisaje no es la naturaleza o el lugar que se observa sino lo que se construye a partir de éstos, una construcción cultural para la que es necesaria la interpretación. El paisaje se construye en el mismo momento que se observa. Sólo existe a través de la mirada y el pensamiento. Y hay que observar tanto lo visible como lo invisible.
Además, lejos de aquella dicotomía antigua entre naturaleza y ciudad, hoy el territorio es híbrido, discontinuamente urbanizado, transformado por el hombre que adopta así una posición ante la naturaleza. Espacios intermedios, descampados, demolidos, reconstruidos, inertes, en los que es difícil escuchar el silencio. El debate teórico se ha cargado con nuevos significados, se ha subvertido. El enriquecimiento semántico del género se percibe en el interés de todos los artistas y todas las técnicas.
Todo Paisaje es ficción reúne una serie de obras que tienen en común reflexionar en torno al paisaje y su representación contemporánea. Una amplia selección de artistas que desde diferentes ópticas y a través de diversas técnicas han otorgado al paisaje un papel protagonista en sus obras. Pinturas, esculturas, dibujos, fotografías, instalaciones y vídeos conforman esta muestra en tanto que interpretamos de forma subjetiva el paisaje, mientras generamos conciencia social, preocupación por la intervención del hombre, descubrimos el pasado, hablamos del tiempo vivido, de las personas que habitaron, de la memoria del lugar…todo ello mientras añoramos el paraíso perdido.