El taller de Arquilecturas, organizado el Domingo 20 de noviembre, pretendía acercar la arquitectura a los niños desde una edad bien temprana. Además de descubrir la arquitectura del papel, el volumen que puede generar tan solo un corte y un pliegue. Favorecer la destreza y el dominio de la motricidad fina con el uso de las tijeras. Y entender qué es la bidimensionalidad y la tridimensionalidad.
El taller surgió como continuidad del espacio generado en la Sala Didáctica del Museo del Carmen de Valencia. Una sala que se pliega a la altura de los niños y niñas mediante teselas triangulares, creando una superficie que invita a ser recorrida despacio. A lo largo de la historia de la arquitectura, se ha utilizado la técnica del teselado de los planos mediante piezas isométricas, principalmente en pavimentos y revestimientos verticales. Teselar una superficie mediante triángulos, que a su vez forman hexágonos, y descubrir la riqueza de la arquitectura de papel, la magia que supone desdoblarlo y generar un volumen.
El taller se centraba en los poliedros regulares, el más sencillo de todos: el tetraedro. Había que encontrar sus caras, con las caras de los niños y niñas, y componer con ellas. El taller comenzó con una breve explicación sobre el teselado de planos: podemos teselar utilizando triángulos, que al unirlos forman hexágonos, que a su vez cubren las paredes de la sala creando una superficie rica en volúmenes y sombras.
Los asistentes tuvieron que realizar un sencillo pop-up de papel sobre el que dibujaron previamente una cara; una cara sobre lo que serían las caras del poliedro. Al componer el tetraedro, la cara original tenía que descomponerse, dando como el resultado un divertido e inesperado personaje.