Cuando en el año 1977 el artista Eusebio Sempere donó a la ciudad de Alicante su colección de obras de arte, algo cambió de forma profunda para varias generaciones de futuros artistas, comisarios y gestores culturales alicantinos. Muchas de nosotras aún estudiábamos la EGB. Mi primer contacto con el museo fue allá por 1980, cuando mi padre, Manuel Tejeda Caballero, nos llevó a los séptimos del Colegio Público San Fernando al Museo de La Asegurada proponiéndonos participar en una convocatoria que se había lanzado para escolares. Había que elaborar una redacción libre a partir de obras de la colección. Recuerdo haber escrito sobre la Kiki de Montparnasse de Pablo Gargallo, entre otras piezas –quizá el primer texto sobre arte de mi vida.- Desde aquel instante tuve claro que quería dedicarme a la historia y teoría del arte. Hasta hoy. El pintor Jesús Zuazo recuerda de manera ilustrativa cómo se sentía cuando se escapaba al museo siendo adolescente: “Cuando entraba en la Asegurada me parecía que entraba en otra ciudad, en otro país, en otro mundo”. Podría seguir relatando decenas de experiencias personales similares de muchos ciudadanos y ciudadanas de esta ciudad.
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