Madame Herbin compite y dialoga con otras dos mujeres representadas por Julio González y Pablo Gargallo: La Montserrat y Alice Prim, Kikí de Montparnasse, sumándose así a la modernidad compositiva de las primeras vanguardias.

Auguste Herbin (Quiévy (Francia), 1882 – París, 1960)

Hijo de una familia de obreros textiles, Auguste Herbin nació en Quiévy, una pequeña localidad próxima a Cateau Cambrésis, el 29 de abril de 1882. Gracias a grandes esfuerzos económicos familiares, el joven Herbin pudo ingresar en 1899 en la Academia de Bellas Artes de Lille, pero su temprano y despierto interés por la estela de la pintura impresionista le hizo entrar en conflicto con profesores y compañeros.

En 1901 se establece en París. La influencia inicial del impresionismo y el postimpresionismo dará paso a su implicación en el cubismo. En 1909 se traslada a los talleres de Bateau-Lavoir, donde conoce a Picasso, a Gris y a Braque y participa en el nacimiento y primer desarrollo del movimiento cubista. El cubismo de Herbin desarticuló muy pronto las diferencias entre el cubismo analítico y cubismo sintético, propiciando fórmulas variables que oscilaron entre la traducción geométrica de los motivos y el encuentro entre el cubismo y lo abstracto, aspecto este último en el que Herbin fue realmente un pionero. En 1916, mientras se encontraba movilizado debido a la guerra, firma un contrato exclusivo con Léonce Rosemberg. En 1921 la obra cubista de Herbin se cotizaba más alta que la de Léger o Braque y, sin embargo, el artista, para vencer ciertos momentos de impasse, decidió dar un giro a su obra. Entre 1922 y 1926 produjo una de las más originales fórmulas del nuevo realismo europeo. Tras esta etapa, el artista retomó, hacia 1925 ó 1926, la abstracción y en 1931 se convierte en uno de los creadores del grupo Abstraction-Création. En la segunda posguerra, los jóvenes creadores del Arte Concreto reivindicaron la influencia de Herbin y en este ámbito, y portador de un reconocimiento poco usual, desarrollaría el pintor su obra, superando incluso graves problemas de salud, hasta su muerte, en 1960, a los 78 años.

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Autor: HERBIN, Auguste

Título: Portrait de Madame H…, 1912

Técnica: Óleo sobre tela

Dimensiones: 100 x 84 x 5,5 cm

Colección Cubista de Telefónica

Entre 1911 y 1912, Auguste Herbin pintó cuatro retratos de Madame H … En ellos, tomaba como modelo a su entonces compañera y luego esposa, Louise Bailleux. Pero pese a que se aprecia cierto parecido entre ellos, las diferencias fisonómicas confirman que el pintor está tratando el retrato femenino como género y no tanto como plasmación de una personalidad concreta.

El Portrait de Madame H., posee la cualidad de ser una síntesis de la diversidad mostrada por el pintor en sus retratos femeninos de estos años. Herbin se muestra ajeno tanto a la identificación entre fondo y figura propia del llamado cubismo analítico como a la concurrencia aleatoria de planos coloreados propia del llamado cubismo sintético y, a pesar de ello, la obra participa de ambos registros. Propiciando una potente gestualidad de la modelo representada, que se comunica ávidamente con el espectador, Herbin homogeniza la relación entre fondo y figura a través de un semejante tratamiento plástico. Toda la composición se encuentra pautada en un mismo registro que hace convivir la forma geométrica con pinceladas ricas en cromatismo, trazadas con el mismo gesto del pincel y con semejante intensidad en todas sus aplicaciones. Mediante este procedimiento, Herbin no geometriza un modelo natural sino que a través de la conjunción de formas prismáticas sincopadas hace aflorar la figura femenina y todos los elementos que la
acompañan.

Herbin mantuvo aparentemente la visión tradicional que reproduce la figura de una mujer en un interior acodada sobre una mesa. Aparentemente porque, en realidad, todo el motivo figurado aparece construido mediante la articulación de formas triangulares agudas y paralelogramos irregulares en los que la intensidad del color, en tintas planas, juega un papel especial en la definición del espacio. La obra por tanto, más allá de su evidencia figurativa, posee una nítida concepción abstracta, mostrándose, en conjunto, muy cercano a lo elaborado por Gris también en 1912, sobre todo por la confección del lienzo mediante la articulación sistemática de planos diagonales que confluyen con otros planos verticales y horizontales.

El pintor anticipa así otro de los caminos de la estética cubista, planteado en algunos de los textos teóricos fundacionales del movimiento, pero en verdad no realizados en pintura hasta que las circunstancias históricas de lo moderno cambiaron sustancialmente. En dos Portrait de Madame H. realizados en 1911 y 1912, Herbin planteó con claridad el modo en que la estética cubista podía derivar en la consecución de un nuevo clasicismo. Herbin deduce de la reducción en planos abstractos de lo figurado una nueva arquitectura figurativa basada en la norma, la concentración y densificación de la estructura compositiva. Y el color. Un intensa presencia del color en la obra, característica que define igualmente la figura representada.

Hoja de sala

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