Comisariada por: Ninfa Bisbe, Jefa de la Colección de Arte de la Fundación «La Caixa»

Cuando conocemos a alguien lo primero que miramos es su cara en busca de los signos que la distinguen. Seguimos su mirada, sus gestos, y estamos atentos a cada una de sus expresiones. Lo mismo hacemos cuando miramos un retrato, sea en pintura, fotografía, escultura o película, aunque sabemos que es una representación, una imagen compuesta por alguien con una intención concreta.

Tradicionalmente, el retrato ha sido un medio para crear la imagen propia de un personaje y distinguirla del resto de la sociedad. La fidelidad y la semejanza con el sujeto retratado han sido condición esencial, aunque el fin último siempre ha sido el de reflejar su identidad. Y es aquí donde el arte nos plantea interrogantes: pintar, fotografiar, dibujar… no es reproducir o revelar un «yo» sino que es crear una imagen. Hoy en día todos nos retratamos continuamente pero, como decía Roland Barthes, cuando miramos al objetivo de una cámara actuamos como si fuéramos «otro». Popularmente decimos que la cámara no miente, pero todos sabemos que en el retrato hay algo de ficción, que en realidad es una re-presentación.

El retrato ha llegado a nuestros días ampliando su definición. Con nuevos conceptos, técnicas y lenguajes, el arte más reciente despliega múltiples posibilidades de producir imágenes de la condición humana y de explorar la compleja noción de identidad, así como las implicaciones sociales que ésta conlleva. Las obras expuestas proceden de la Colección “la Caixa” de arte contemporáneo y aquí reunidas nos devuelven la mirada como un espejo social en el que nos hacemos aquellas preguntas tan eternamente humanas: ¿quiénes son? ¿cómo los veo? ¿quién soy yo? ¿cómo me ven?

Folleto

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