¿Para qué habría de añadir algo que no dejaría de ser literatura? Sé mi oficio. Detrás no hay nada. Si alguien lo dice no es verdad. ¿Intuición, creación, arte en mi oficio? Me ajusto. Un original, bueno o malo, y ya está todo. La serigrafía es ese original. No puede ser ni mejor ni peor. Es el mismo. Bueno o malo. Nada depende de mí. Lo recibo y lo transcribo. No hay ningún mérito aparte de ese oficio. Podría buscarse. Otros lo hacen.
Abel Martín. La serigrafía, sólo oficio, en Guadalimar, Año 2, nº 17, 10 de noviembre de 1976.

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