Corren tiempos difíciles. También para el arte. Los presupuestos se ajustan, las prioridades sociales exigen atender otros frentes. En este contexto, que los dos principales museos de artes plásticas de Alicante -MACA y MUBAG- reciban obra que revaloriza de forma significativa su colección permanente roza el milagro, pero ha sucedido.

Por un lado, en el caso del Museo de Arte Contemporáneo, a causa de la generosa donación de dos coleccionistas -Michael Jenkins y Javier Romero- que han cedido a la ciudad una espléndida colección de pintura contemporánea. En el caso del MUBAG, una inteligente cooperación pública permite que el museo alicantino que gestiona la Diputación provincial reciba ocho magníficos cuadros pertenecientes a una de las mejores y más completas pinacotecas del mundo, la del Museo del Prado.

Ha querido la casualidad que donación y cesión hayan coincidido en el tiempo, permitiendo a Alicante incrementar la oferta cultural de la ciudad en un momento clave, cuando la remisión de la pandemia permite el regreso en condiciones de práctica normalidad de los turistas y el acceso, por tanto, a dos museos que se hallan ubicados en el corazón del centro histórico, constituyendo junto a los edificios civiles y religiosos y el entramado de calles del casco antiguo un conjunto de singular interés, muy superior al que la propia ciudad acostumbra a concederle.

Pero vayamos por partes. El Museo de Bellas Artes Gravina (MUBAG) celebra su vigésimo aniversario. Con tal motivo, ha planteado El siglo XIX. La colección a la luz, una nueva exposición permanente que incluye setenta y cinco pinturas, veinticinco de ellas cedidas en depósito por el Museo Nacional del Prado, y esculturas, además de una selección de piezas de arte suntuario. La muestra rinde homenaje a una treintena de artistas vinculados a la provincia de Alicante, como Antonio Gisbert, Joaquín Agrasot, Emilio Sala, Lorenzo Casanova o Fernando Cabrera.

La colaboración del Museo Nacional del Prado ha permitido enriquecer la colección con el reciente depósito de ocho nuevas obras, entre las que destaca el gran lienzo de Luis García Sampedro ¡Perdonar nos manda Dios!, la obra de Federico Godoy En la playa del Sanatorio de Santa Clara o los dos retratos realizados por Manuel Benedito a la actriz Mercedes Pérez de Vargas y a Leticia Bosch-Labrús, duquesa de Dúrcal.

De las 69 pinturas y seis esculturas que componen la muestra, 31 pertenecen a la Colección de la Diputación de Alicante-MUBAG, 25 son del Museo del Prado, nueve de la Colección de Arte Banco Sabadell, dos del Ayuntamiento de Alicante. También están representadas las colecciones de Patrimonio Nacional, del Museo de Bellas Artes de Valencia, el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC), la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, la Fundación Elisa Tomás Yusti y tres coleccionistas particulares, Familia Sánchez Mateo, Hijos de Margarita Galiana Sánchez y Alfonso Díaz Palanca.

La exposición se divide en siete ámbitos: ‘La imagen de Alicante, el puerto’, ‘El viaje como aprendizaje’, ‘El pasado rescatado’, ‘La pintura, testigo social’, ‘El retrato como símbolo social’, ‘Hacia el cambio de siglo’ y ‘La emoción entorno al rostro’. A las leyendas y las cartelas en castellano, valenciano y, por primera vez, en inglés, el museo ha añadido varios monitores que reproducen audiovisuales “como un recurso versátil que permite suscitar el interés del visitante de manera nunca estridente y siempre guardando un tono que, sin competir con la contemplación de la obra de arte, ofrece distintos planos de información referidos al artista, la obra o el contexto social en que se genera”, en palabras del director del museo, Jorge Soler.

Muy cerca, a unos 250 metros del MUBAG, encontramos el Museo de Arte Contemporáneo de Alicante (MACA), heredero del Museo de La Asegurada que en 1977 nació a partir de la generosidad del gran Eusebio Sempere, que donó a la ciudad su espléndida colección. Años más tarde, otra donación, la de Juana Francés, fallecida en 1990, permitió enriquecerla. La vanguardia de los años 20, con Juan Gris, Julio González, Pablo Gargallo, Miró, Calder, Vasarely… y la de los los 50 y 60, con Tàpies, Millares, Zóbel, Chillida, Torner, Rivera, Guerrero o Saura, desde la abstracción informalista, la figuración realista o social del Equipo Crónica, Genovés o Canogar están muy bien representadas.

A todo ello, se ha incorporado este año la colección que Jenkins y Romero han donado, nada menos que 291 obras con piezas de artistas como Andy Warhol, Jeffrey Gibson, Takashi Murakami, Louise Bourgeois, Katharina Fritsch, Martin Parr y Bruce Nauman, entre otros. Los expertos la han valorado en dos millones de euros.

Pero valor económico al margen, para que el público alicantino y foráneo pueda apreciar su valor artístico se han seleccionado 70 obras para el montaje de «Obertura. Más allá de los mapas», que sirve de presentación de una colección extensa que intenta eliminar no solo las jerarquías geográficas, sino también jerarquías de disciplinas y medios artísticos, de fronteras generacionales, de género o identidad, de trabajo individual o en grupo, o jerarquías que puedan aplicarse a la diversidad de planteamientos formales o conceptuales en el arte para ofrecer una visión que va «más allá de los mapas». De ahí su título.

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