Maca - Alicante

El Museo de Arte Contemporáneo de Alicante, el MACA abrió sus puertas por fin el 22 de marzo de 2011. Un momento largamente esperado por todos que reconoce el gesto tan generoso de Eusebio Sempere en un lejano 1977. Un acontecimiento que imprime en todos aquellos que durante este largo periodo de tiempo lo anhelaron, una nueva ilusión y la certeza de que Alicante merecía un espacio y contenido como el MACA. El viejo Museo de La Asegurada abre sus puertas totalmente rejuvenecido, incluso renombrado, sacudiendo una permanente sensación de fracaso e impotencia que le ha perseguido a lo largo de su historia.

La realidad construida.

El MACA se ubica en el casco histórico de Alicante, abriéndose sobre la plaza que conforma la monumental Iglesia de Santa María, en el corazón de la ciudad: allí donde se encontraba la medina árabe. La construcción del edificio y rehabilitación de la Casa de la Asegurada es una de las actuaciones más destacadas dentro del convenio suscrito entre la Generalitat Valenciana y el Ayuntamiento de Alicante para la recuperación del Centro Histórico de Alicante y no hubiera sido posible sin la colaboración entre instituciones.

En un solar de 1,141 m2 de superficie total se eleva hoy el nuevo edificio del Museo integrando en el conjunto la antigua Casa de la Asegurada, el edificio civil más antiguo de Alicante construido en 1685 como pósito de trigo, y uno de los más sobrios ejemplos de la arquitectura barroca valenciana. Una arquitectura total de 4.680 m2 de superficie total construida, que cuenta con cuatro plantas sobre rasante y dos sótanos. Los arquitectos autores del proyecto, Juan Carlos Sancho y Sol Madridejos han realizado un minucioso trabajo de diseño. El estudio de las necesidades museográficas, de las colecciones a exponer, de los recorridos de obras y personas, de la naturaleza de las piezas que componen los fondos, de las infraestructuras e instalaciones propias de una institución dedicada a la conservación y exhibición de obras de arte ha dado como resultado un hermoso edificio de gran eficacia funcional resuelto mediante la proyección sincopada de espacios horizontales y verticales que buscan el recorrido cenital de la luz.

Maca - Alicante

Las formas geométricas del edificio contrastan profundamente con la fachada barroca de la Iglesia de Santa María. La importancia de los huecos y de la luz que impregna toda la obra del propio Sempere se materializa en el edificio que sirve para albergar su colección. Y sobre el entramado del casco histórico sobresale un edificio singular tan cerrado de muros y tan abierto a la luz. Los espacios interiores se han conformando en paredes de perfectos ángulos rectos o agudos, sin vanos a fachada pero con huecos que conectan las cuatro plantas, desde la última hasta la Planta Baja. Y los revestimientos exteriores conjugan el mármol travertino en diálogo con la fachada de la Iglesia con el cristal serigrafiado en los huecos abiertos por los que se despliega la luz. Se trata de un vidrio serigrafiado con un elemento semperiano: esas rayas que hemos estudiado en sus rejas o en sus gouaches que conjugadas con la luz y el movimiento producen el mismo efecto moaré que las obras del artista. Un pequeño homenaje que se extiende tanto en algunos elementos del interior como en las fachadas laterales y cubierta. Los efectos espejo que reflejan la idea de la imagen equivocada o convertida, se producen también en la fachada  que suele recortarse en un alarde de líneas puras contra el azul del cielo de este mediterráneo profundo. Además es un cielo que entra en el propio edificio a través de lucernarios, y que configura algunos espacios mágicos para el disfrute de las obras con luz natural.

Los espacios para las colecciones permanentes.

La descripción del edificio impone por su belleza casi religiosa pero eso mismo ocurre con la calidad de las colecciones que el Museo de Arte Contemporáneo alberga.

Este nuevo MACA es heredero del antiguo Museo de La Asegurada, inaugurado en 1977 gracias al espíritu emprendedor y la generosidad de Eusebio Sempere, que donó a esta ciudad su colección privada de arte. Sempere, que asumió con firmeza el ideal democratizador del arte y la responsabilidad social del artista, encontró una institución, el Ayuntamiento de Alicante, que acogió con entusiasmo el proyecto y lo hizo realidad en una época difícil. Igualmente generosa fue la artista alicantina Juana Francés, que a su muerte en 1990 donó una importante parte de su obra al Museo. Los fondos del MACA se completan con una amplia colección de obras del propio Sempere, que el Ayuntamiento ha venido adquiriendo desde 1997 para resarcir su ausencia.

El Museo de Arte Contemporáneo de Alicante nace así con tres colecciones de arte contemporáneo que recorren las más importantes tendencias del arte del siglo XX representadas por sus más genuinos protagonistas. Cada uno de ellos debía de estar en el lugar más adecuado para su contemplación.

Para cada una de estas colecciones se ha reservado el mejor espacio posible. Y ha sido una verdadera aventura estudiar las obras y los encuentros, los recorridos y los puntos de fuga, el guión expositivo y el mejor lugar para cada pieza, los espacios en blanco y los desencuentros entre piezas, tan importantes como sus diálogos. La emoción que produce el encuentro entre obras de gran calidad es indiscutible. También impone la responsabilidad de realzar las colecciones ante un espacio arquitectónico tan atractivo.

Maca - Alicante

De los esenciales a los imprescindibles. 

La Colección Arte Siglo XX.

Así hemos titulado la exposición de la Colección donada por Sempere a sus ciudadanos. Esculturas, pinturas, dibujos y obra gráfica, fechadas entre los años veinte hasta los primeros ochenta que son fruto de una rigurosísima labor de selección de las obras de los más grandes artistas de la modernidad y las vanguardias del pasado siglo. La Colección atesora auténticas piezas maestras que representan los principales nombres y movimientos del arte español, donde alcanza sus más altas cimas. Sin embargo, con decidida vocación internacional, Sempere dejó patente su gran sensibilidad, visión de futuro y sobre todo, su voluntad de difundir los valores estéticos del arte del siglo XX.

La exposición de las obras de esta Colección ocupa la primera planta del Museo, el corazón de un edificio articulado para ella. Un primer espacio diáfano que se abre a los huecos de gran belleza espiritual. El contraste de los materiales y la luz matizada que la inunda propone un ambiente de serenidad que hemos modulado para poder dar sentido al recorrido.

Allí se mezclan las piezas más imprescindibles de una colección que da comienzo con las vanguardias españolas de los años 20, obras de Juan Gris, Julio González, Pablo Gargallo, Miró, Calder, Alberto Sánchez o Ferrant para detenerse en el espacio más etéreo y cambiante: las obras cinéticas y ópticas de artistas como Vasarely, Schöffer, Tomasello, Le Parc, Agam, Soto o Sobrino. Junto a ellas, un espacio dedicado a la vanguardia española de los 50 y 60 recorre obras imprescindibles de Tàpies, Millares, Zóbel, Chillida, Torner, Rivera, Guerrero o Saura. Y de la abstracción informalista a la figuración realista o social del Equipo Crónica, Genovés, Canogar o Julio López Hernández.

La exposición de la Colección se completa con una sala dedicada a la obra sobre papel que viene a demostrar la importancia que Sempere concede a las obras de esta naturaleza y que hemos denominado “La reproductibilidad del arte”. Sempere y su compañero Abel Martín, después de experimentar en París variadas técnicas de estampación, introducen en España la serigrafía, realizando bellísimas estampaciones de sus propias obras y de sus amigos artistas contribuyendo a la difusión del arte abstracto español, hasta ese momento muy poco conocido. Una impresionante muestra de dibujos, grabados, litografías y serigrafías viene a completar la extensa nómina de artistas imprescindibles;, obras de Picasso, Cocteau, Braque, Chagall, Dalí, Giacometti, Kandinsky, Delaunay, Fautrier, Bacon, Guerrero, Arp, Rauschenberg, Whitman, Adami, Marisol Escobar o Christo Javacheff… recorriendo los territorios más sugerentes del entramado artístico del siglo pasado..

La materia extrañada.

La Colección Juana Francés

Las salas de exposición de la segunda planta están dedicadas a las obras de Juana Francés. Una sala que se despliega en tres módulos volados sobre los tres huecos inferiores provocando esas interferencias entre obras y colecciones, esas relecturas que pueden ser tan constructivas pero sobre todo, convirtiendo el espacio en espacio siempre cambiante, siempre en movimiento. Un gran ventanal abre a la Iglesia de Santa María desde donde contemplar las hermosas torres medievales.

Juana Francés, miembro fundador y única mujer del grupo El Paso fue una de las artistas más contundentes de la trayectoria plástica española del siglo XX. La «Colección Juana Francés» es un legado de la artista a este Museo. Está compuesta por más de un centenar de obras entre dibujos, pinturas, cajas, torres, serigrafías y litografías que recorren todas sus etapas creativas. La propia configuración de la sala ha permitido mostrar la obra de Juana atendiendo a tres de sus principales etapas que se han articulado en torno a los siguientes subtítulos.

“Me interesa la materia como medio [1955-63]”

Juana Francés emprende hacia 1955, una investigación en torno al informalismo abstracto. A esta época pertenecen obras arriesgadas donde el color siena, el blanco o el negro, regado o goteado, convive con la materia trabajada con gran violencia gestual. Al principio es arena, de distinta densidad y textura, a la que va incorporando materiales de desecho y fragmentos de la naturaleza: objetos encontrados, trozos de ladrillo, cerámica, vidrios, en composiciones más cercanas a los planteamientos dadaístas o al arte povera.

“¿Somos ya robots o empieza la función? [1963-80]”

Su última pintura informalista tiene un marcado carácter antropomórfico; son rostros monstruosos configurados -a modo de collages o ensamblajes-, por una masa pictórica a la que se incorporan objetos y fragmentos materiales: anteojos, esferas de reloj, piezas de radio, tuercas, enchufes, bujías, cables, etc… Cabezas encajadas en escenarios urbanos, en ventanas o cajas que aprisionan a unos seres con patas o ruedas. Subyace la crítica de una sociedad donde todo está numerado y archivado, donde el hombre, cosificado, experimenta una profunda soledad en el inmenso griterío del mundo.

“Hasta el cielo, desde el fondo del mar [1980-90]”

Hacia 1980 Juana Francés abandona la crítica social para adentrarse de nuevo en la abstracción evocando, con sutiles referencias, cometas y paisajes submarinos. Una especie de viaje, desde el fondo del mar hasta el cielo, con el círculo y el rectángulo como figuras geométricas esenciales. Son obras sobre papel en las que el movimiento y el color estallan en armonía lírica con clara vocación de trascendencia. Este camino de plenitud y madurez quedará truncado definitivamente por la muerte de Pablo Serrano, su compañero, en el año 1985. Juana vuelve entonces a los lienzos de gran violencia gestual y carga matérica, oscuros y dramáticos espacios siderales donde se refleja el dolor y que se relacionan con las primeras pinturas informalistas de la artista alicantina.

Las intenciones más íntimas del aire.

Colección Eusebio Sempere.

La última planta del Museo es un lugar privilegiado para la contemplación de las obras de Eusebio Sempere, el artista alicantino más conocido internacionalmente y uno de los representantes españoles más genuinos de la abstracción geométrica y de las tendencias ópticas y cinéticas. Su obra es el fruto de un continuo y riguroso trabajo sobre la forma, el movimiento y la ilusión óptica, en el que además desarrolla una poética lírica de singular belleza.

En esta planta tercera sólo sus obras, en dos salas. Una más íntima y resguarda de la luz para la obra sobre papel que se ha denominado “Tiempo de París” donde se muestran las obras realizadas en la capital francesa desde 1948 hasta 1960. Allí deslumbrado por el arte moderno, Sempere renuncia a la figuración y profundiza decididamente en la abstracción geométrica. Trabaja en silencio, casi en secreto y realiza una importantísima serie: los «gouaches sobre cartulina», donde va delineando figuras geométricas simples, al principio planas y luego con apariencia volumétrica en disposiciones ordenadas y aleatorias. Crea un alfabeto propio y fija para siempre la base de su lenguaje plástico. Además en París contacta con el movimiento óptico-cinético con el que se identifica desde sus inicios y a través de una original investigación con la luz realiza su personal aportación a la llamada «última vanguardia».

Y otra sala diáfana donde se exhiben las piezas realizadas en España desde 1960 hasta su muerte en 1985. Las primeras obras de esta etapa son gouaches sobre tablas, pinturas atmosféricas de tema paisajístico en sintonía, por textura y color, con el informalismo español dominante. Sus tablas se perfeccionan, las líneas son más finas y precisas y el color se degrada, su pintura se vuelve más espiritual, casi mística, de sutiles y etéreos efectos de luz. Aunque siempre se consideró «antiescultor», desde finales de los sesenta, Sempere se siente atraído por el volumen físico, está convencido de que en la tridimensionalidad del objeto puede alcanzar la plenitud de la luz y el movimiento: «formas simples, geométricas (de hierro o acero cromado) se agrupan ordenadamente o se repiten en el aire, expandiéndose por medio de la luz reflejada en efectos móviles que multiplican la sensación poética, reinventándola en el tiempo», nos dice el propio artista.

Una sala abierta a tres pequeños patios o huecos resueltos de forma semperiana. Patios que están revestidos de cristal serigrafiado con distinto tono de color. El primero de espejo donde el entorno se refleja invirtiendo la realidad del poderoso Benacantil que asoma por la izquierda pero se refleja en la derecha. El segundo patio es blanco. El tercero es de color dorado. El suelo cubierto de canicas de cristal.

La realidad por construir.

Sólo nos queda recordar y reafirmar las funciones de una institución como el MACA: conservar, exhibir, estudiar y difundir las colecciones así como promover proyectos de investigación específicos y programas de exposiciones temporales que deben tener como principal referencia conceptual y guión de su programa de actividades los indudables valores artísticos y didácticos de la Colección Arte  Siglo XX.

El compromiso del Museo de Arte Contemporáneo de Alicante es el de convertirse no solo en referencia de la actividad cultural de la ciudad sino también en un centro de referencia para la investigación del arte contemporáneo estimulando al mismo tiempo el interés hacia el conocimiento y la reflexión, facilitando el acceso del público a las transformaciones tan radicales que han tenido lugar en el arte y la cultura en el siglo pasado. El museo debe de convertirse en un lugar para educar la mirada de un observador ajeno al mundo del arte. El reto será hacer comprensible a ese espectador unos códigos cuya complejidad se ha hecho cada vez mayor a lo largo del siglo XX.

 

Rosa Mª Castells González
Técnica Conservadora del
Museo de Arte Contemporáneo de Alicante (MACA)

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