En 1968 encargan a Sempere el diseño de la barandilla del puente del madrileño Paseo de la Castellana que se inaugura en 1970. Utiliza el hierro y continúa la línea geométrica-cinética de sus esculturas rejas. Al plano de barras verticales del interior le superpone un módulo de “eses” repetido en el exterior que es sustituido por círculos en la parte central y los accesos.
Haciendo los bocetos Sempere se ilusiona con la idea de un proyecto mucho más ambicioso y plantea la realización de un Museo de Esculturas al Aire Libre debajo del puente que reuniera diferentes tendencias del movimiento abstracto de dos generaciones de artistas de la vanguardia española. Tras muchas dificultades será aprobado en 1971. El artista, apoyado por el arquitecto Fernández Ordóñez, participa en el creación del espacio diseñando la cascada, los puntos de luz y el mobiliario; selecciona los 17 artistas representados a los que convence para que participen gratuitamente en el proyecto y finalmente, dispuso una pieza propia. Se inaugura, a falta de la obra de Chillida, en 1972, que no se incorporará hasta 7 años más tarde.
“El Móvil”. Sempere cuelga por medio de unos tensores y en uno de los estribos del puente un móvil-Reja realizado en acero inoxidable. Está compuesto por dos planos cuadrados de 3x3m, separados entre sí 20cm, que enmarcan motivos geométricos angulares (rombo y aspa) en el plano anterior y barras paralelas horizontales en el posterior. Las varillas que la componen son muy flexibles y gracias a ello, el viento, la trepidación del tráfico o el propio espectador, pueden hacer que se mueva. Ese leve movimiento se ve acentuado por la incidencia de la luz natural en el metal cromado, transformando el espacio circundante y confiriéndole un carácter mágico. Asimismo, a través de ella y como si fuera una celosía, se obtiene toda una perspectiva del puente y el parque museo.