Éramos unas 70 personas, como estaba previsto, los que asistimos el sábado por la tarde al Museo de Arte Contemporáneo de Alicante (MACA) para ver “Rito”, una joint venture entre la compañía de Asun Noales, Otra Danza, y la artista Susana Guerrero. Un círculo de panteras seriadas, en blanco brillante, acotaban un espacio para la intervención de Noales y de Sebastián Rowinsky, con el suelo vestido, mejor dicho desvestido, de barro blanco. El texto lo ponía Guerrero al proponer un juego, como ella mismo explica, en torno a las ofrendas a los dioses de las culturas antiguas. El reto de Noales era completar ese texto y provocar un contexto con aura benjaminiana, con alma, simbiotizándose con la instalación de Guerrero.
Tarea ardua. Ambas, y sus respectivos equipos (habrá que destacar a Paco Sarabia y a Germán Antón), han estadotrabajando duro para lograr el hermanamiento, preparando esta singular performance (que no es una performance al uso, ojo) codo con codo. Eso pasó en las vanguardias, como cuando Stravinsky componía música ad hoc para el gran Nijinsky, y este último se volvía loco para descifrar desde los códigos de la danza los compases convulsos del gran maestro de la música contemporánea. Hubo muchos más mestizajes en aquellos años de explosión creativa con protagonistas de renombre (Cocteau, Chagall….el todo “dadá”).
Minutos bellos (genial el eterno beso inicial); minutos tremendos de dos cuerpos desnudos y embarrados explorándose, armonizándose… explorando la esencialidad con certeras dosis de conmoción estética
Algún asistente despistado (el público estaba acotado a los 70, más o menos) se preguntaba si no hubiera lucido más el espectáculo en un teatro convencional. No. Para nada. Y ello por dos motivos fundamentales: 1)Porque Guerrero/Noales querían subrayar “Rito” como una producción artística global. 2) Porque el MACA, y la desnudez de sus muros, añadía el minimalismo preciso para un experimento también muy preciso. “Rito” requería, requiere, solemnidad e intimidad al mismo tiempo.
El resultado fueron 35 minutos sin tregua ni pausa. Minutos bellos (genial el eterno beso inicial); minutos tremendos de dos cuerpos desnudos y embarrados explorándose, armonizándose, buscando distancias también, midiendo las proporciones del círculo de las panteras, restregándose….despojando la expresión corporal de artificios, explorando la esencialidad de dos cuerpos con pasión, y con certeras dosis de conmoción estética.
“Rito” está registrado en vídeo, supongo que para que lo analicen los estudiantes de arte (danza incluida). No sé si Guerrero/Noales lo volverán a reproducir (es muy complejo) o lo dejarán estar: dos pases efímeros y 140 espectadores privilegiados. Exigencias del aura. Lo que sí que puedo decir es que Noales (y Rowinsky) se vino arriba el sábado con un texto tan polisémico y rico como es el de Guerrero.