La muestra «A modo de reflexión» pone fin a su paso por el MACA invitando a descubrir los límite entre técnica y significados.

Paisajes que no son paisajes o poemas que tampoco lo son componen algunos de los juegos que se proponen en un peculiar laberinto de los espejos que provocan que el espectador participe pensando que hay más allá. Esta es la idea con la que nació la muestra. A modo de reflexión en el Museo de Arte Contemporáneo de Alicante (MACA).

Rosa María Castells ha comisariado una parte de la Colección Caja Mediterráneo «tan rica y variada que tiene mil opciones de asociaciones y disociaciones». Con esta exhibición le apetecía mostrar piezas por las que tenía «una serie de fijaciones».

La obra de Ignasi Aballí es una de ellas. En la muestra están sus pinturas transparentes y Reflexiones que ayudaron a mostrar el «hilo conductor», el acto de reflejarse gracias precisamente a ese interés del artista por fotografiar no las obras de otros, sino su reflejo en el suelo de los museo donde se exhiben.

Otras en cambio, reflejan en sí mismas mensajes en el suelo, como la obra de Pep Agut. Una instalación que supuso «un reto» como indica Castells, que recuerda que no se había montado hasta ahora.En Avec tes yeux avec ta voix, Agut propone una frase y «las va llenando de manera azarosa con entrevistas que hace en la calle o llamadas telefónicas». El resultado podría parecer absurdo a priori «pero en realidad no lo es tanto, porque tiene muchos significados. A pesar de tus dudas, yo elijo; A pesar de tus desgracias, yo vivo..Son poemas visuales enlazados completamente al azar». Reflexión también alude al acto de reflexionar, recuerda Castells: «Hay unas obras que te invitan a ello porque parecen una cosa y no lo son, como fotografías que son pinturas y pinturas que son fotografías».

Es el caso de Ballester con Entrada 2 que, siendo Premio Nacional de Fotografía, es una pintura. O el de Montse Soto que es al revés, «un paisaje maravilloso construido con una línea de bidones en un descampado que recuerda la obra de Torner que tenemos en el primer piso y que construye también un paisaje.

Castells destaca, entre los seleccionados, el trabajo de Joan Fontcuberta, que acaba de ganar el premio Hasselblad de fotografía. Son dos imágenes de la serie Semiópolis, ambas las primeras páginas de dos libros sagrados, Génesis y Tao, pero escritos en braile, «con la luz que tienen parecen un paisaje y es una paradoja porque algo tan plástico como estas páginas, los ciegos no pueden verlas y nosotros que sí podemos, no las entendemos», convirtiéndose en un «paisaje que encierra muchos significados».

La oportunidad de descubrirlos termina pronto, el 7 de abril estas obras abandonarán las salas municipales para dejar espacio a otras que forman parte del legado que entrarán el día 20. Será entonces momento de descubrir los nuevos diálogos que se establecerán entre ellas y el fondo permanente que el museo exhibe.

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