El reciente paso del festival Abierto de Acción por Alicante presentó un espejismo en el que las mujeres artistas protagonizan un evento cultural. «En el arte de acción son más las mujeres las que lo están trabajando y mejor», explica Rosa Castells, conservadora del MACA, una de las sedes del encuentro.

La razón de este predominio es que «siempre ha estado unido al arte feminista de los 60 u 70 porque trabajar con el cuerpo y este ha sido una de sus reivindicaciones desde que se presentó».

Castells ya trató en una serie de charlas mantenidas en el último trimestre estas diferencias. Bajo el título de «el vacío es un lugar donde apoyarse» reunió artistas, comisarias y críticas.

Una de estas es Margarita Aizpuru, quien también estuvo presente en Abierto de Acción. Aizpuru recuerda que «hay una ley orgánica de 22 de marzo de 2007 que obliga en su artículo 26 a las administraciones públicas hacer políticas culturales que vayan en contra de la discriminación de las mujeres en el ámbito del arte» y recalca que «en el siglo XXI nos encontramos en situaciones de desigualdad».

Desde la asociación de Mujeres en las Artes Visuales, MAV, revisa esos casos para denunciarlos e intentar erradicarlos. En su último informe, de enero de este año analizan el techo de cristal que impide llegar a los puestos más altos en la dirección de centros: «Hay muchas profesionales, como coordinadoras, técnicas y otro personal que trabaja en un museo, pero según vas para arriba, son una minoría las mujeres».

Castells pertenece a esa minoría, ella es conservadora del Museo de Arte Contemporáneo de Alicante y confirma la teoría del techo de cristal: «Somos mayoría en todos los puestos técnicos, pero somos minoría en los puestos de dirección cuando lo que está más que demostrado es que las mujeres consumios cultura de una forma más numerosa que los hombres».

Otro hecho que denuncian es que «las comisarias que realizamos proyectos, o las críticas de arte, conseguimos realizar menos exposiciones que los hombres en los museos y centros», cometa Aizpuru. Paloma Navares, integrante también de MAV, lo confirma: «las estadísiticas dan que la mujer no puede vivir del arte contemporáneo, con unas pocas excepciones, mientras que los hombres si». Pionera del arte de género, como la califica «Castells, esta alicantina de adopción añade otro factor, el coleccionista acaba comprando más a otros hombres «su acercamiento a la obra artística, para adquiri, le es más fácil, porque ya lo tiene aprendido culturalmente, con la mujer se llenan de dudas y la inversión en la mujer cae de una forma muy compleja y difícil».

No solo sucede eso con los coleccionistas, «los museos están llenos de hombres y si ha aumentado el número de mujeres en «ellos ha sido en los últimos dos o tres años», comenta Navares, «Los datos son escalofriantes», corrobora Aizpuru, «el Reina Sofía sólo tiene un 7 % de obras de mujeres, en el MACBA, un 6 % y en el Centro Andaluz de arte contemporáneo un 13 %. En Alicante, la colección del MACA, en gran parte constituída por obras de la Caja Mediterráneo también se mantiene esa tendencia, que Castells quiere cambiar. «En la de Caja Mediterráneo hay 23 artistas, lo que supone un 18,25 % y en la del siglo XX suponen el 8,47 %, pero matiza, «esas son las presentes por que expuestas solo hay un 3 %»

Frente a esta abrumadora realidad proponen una cambio en la visión del arte. «Esa imagen del artista homogéneo, dominador de la técnica y de la materia es una imagen masculina» comenta Castells. Esta es una de las conclusiones a las que llegarom en el ciclo de charlas. «Las mujeres crean de una forma diferente, de forma compartida, con el arte cotidiano, lo entienden como trasformación personal, como vínculo con los otros», añade. «Si tenemos el concepto de arte montado entorno a este figura del genio, efectivamente el arte hecho por mujeres no entra dentro de ese esquema montado»: «Hay que elegir ser mujer, sea lo que sea para cada uno» apunta, «es el momento de hacer una revolución simbólica, lanzarse sin miedo a la investigación, a escribir, a leer y a pensar y sobretodo a mirar y participar dándonos tiempo para disfrutar y asombrarnos, escuchar o interrogarnos».

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