La donación que dos coleccionistas de Nueva York, el estadounidense Michael Jenkins y el eldense Javier Romero, han hecho al Museo de Arte Contemporáneo de Alicante (MACA) podría presentarse «antes de que acabe el año», según ha declarado en una entrevista a EFE la conservadora del centro, Rosa María Castells.

Jenkins y Romero han donado 291 obras valoradas en más de dos millones de euros de 155 artistas internacionales, entre los que figuran Joseph Beuys, Louise Bourgeois, Richard Long, Takashi Murakami, Claes Oldenburg, Richard Serra, Kara Walker o Andy Warhol, de las vanguardias del último medio siglo.

Antes de ser expuestas en Alicante se deberán completar los trámites administrativos una vez que ya se ha culminado la parte de inventariado y documentación de las piezas.

«El transporte necesita una licitación», ha explicado Castells, «que llegará cuando tengamos el suplemento de crédito aprobado, quizá para el pleno (municipal) de abril o el de mayo», lo que permitiría que «para octubre se pueda empezar a pensar en tenerla aquí».

Este legado supone un relanzamiento del MACA ya que el museo se halla en «un momento de consolidación, de madurez y de reconocimiento que ha costado mucho de alcanzar, diez años».

«El MACA nace con muchas expectativas, pero sin apoyo institucional ni económico, y no ha sido fácil. Era un lugar repleto de colecciones de arte y ahora ya es un museo, con un programa de actividades y de exposiciones temporales, con una biblioteca bien surtida y en funcionamiento», ha asegurado la conservadora.

El mayor problema ha residido en los vaivenes en la administración: «No nos ha favorecido tanto cambio político» porque «ha habido que explicar a cada responsable de la concejalía de Cultura qué era el museo y cuál era su importancia. Aquí teníamos una idea clara de cuál debía ser nuestra dirección. Sabíamos quiénes éramos y hacia dónde queríamos ir», ha indicado.

El proyecto de la donación desde Nueva York, cuyo trámite se ha alargado «año y medio», arrancó en el despacho de Castells gracias a que «Javier y Michael son asiduos del museo».

«Cada vez que vienen desde Nueva York nos visitan, nos siguen desde el minuto cero y siempre con gran reconocimiento a nuestra labor, atentos a nuestra programación, pendientes de cada paso».

En verano de 2019 «me fueron enseñando en un iPad la colección que querían legarnos, por si yo pensaba que podía venir al museo y me quedé estupefacta porque era un espectáculo ver las piezas y lo bien que encajaban en el discurso del museo, completándolo», ha relatado Castells.

Lo que más destaca de la donación, en su opinión, es «el acto tan generoso de Jenkins y Romero» dado que «en este mundo tan egoísta e individualista, sorprende el gesto y es muy de agradecer» porque, además, «entronca con el primer acto generoso de Sempere con la ciudad, no siempre reconocido».

«Este es un museo de la generosidad», ha proseguido la conservadora al recordar que esto es así porque arranca con Eusebio Sempere en 1977, continúa con el legado de Juana Francés tras su muerte, en 1990, y ahora sigue con la colección Jenkins Romero.

Y por el camino el depósito de la Fundación Mediterráneo, una colección de arte contemporáneo español que llegó en 2012 y cuyo convenio se acaba de renovar por cuatro años más.

Estas circunstancias convierten 2021 en «un momento dulce para el MACA».

El legado coincide con otros que se están produciendo en diferentes centros españoles, como el Museo de Bellas Artes de València o el de la galerista Helga Alvear en Cáceres.

«Se está generalizando la política de la importancia de lo común, de lo de todos. Son los particulares los que democratizan la cultura. Lo propio no es propio si no es de todos, no termina de completarse sin los demás. Es un pensamiento muy revolucionario», ha apuntado Castells.

«Al final, el destino del arte debe ser un lugar público», ha opinado Castells, quien ha apuntado que «esa fue la política de Sempere, democratizar el arte, y lo hizo en un momento en que ni siquiera había una democracia en marcha en este país». Pero los artistas de aquella época creen que tienen un lugar importante en la Transición», ha afirmado.

Según Castells, «mirar el mundo contemporáneo a través del arte enriquece, te hace pensar, ser un espectador más crítico, con un pensamiento propio y capacidad de reflexión. El arte es capaz de transformar porque te multiplica la mirada sobre algo en lo que no habías reflexionado antes», ha añadido.

La siguiente cuestión que se debe resolver es la de que «este museo necesita más espacio», ha subrayado, cuestión a lo que el pasado miércoles el conseller de Cultura, Vicent Marzà, presentó un almacén para centros culturales alicantinos en Ciudad de la Luz, «una solución espléndida para salvaguardar el patrimonio cultural de la ciudad».

Castells ha advertido de que sigue haciendo falta espacio expositivo que se puede paliar bien ampliando las instalaciones, para lo que contamos con un espacio detrás o bien dando a alguno de los edificios sin uso de esta ciudad la posibilidad de convertirse en una segunda sede, con otro tipo de exposiciones, de instalación, de actividades».

El listado que tienen pensado es largo: «el cine Ideal, el Convento de las Monjas de la Sangre, las harineras de Benalúa, Tabacalera, el cuartel de la Guardia Civil, las dependencias de la plaza Séneca, las bóvedas de la Británica o el castillo de Santa Bárbara», ha enumerado.

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