A mediados de los 90, el galerista, artista y comisario Michael Jenkins daba sus primeros pasos como coleccionista, con piezas de Joseph Beuyso o Kay Rosen. Pero ha sido en los últimos 15 años, conjuntamente con el historiador del arte alicantino Javier Romero, cuando este fondo empezó a crecer, recogiendo una valiosa representación del arte contemporáneo de los últios 50 años. Cerca del 90 % de esa colección, valorada en unos 2 millones de euros, pasará a formar parte de los fondos del MACA, tras la donación realizada por los propietarios al museo alicantino.
Este fondo incluye 291 piezas de 155 artistas, entre ellos Louise Bourgeois, Anna Bella Geiger, Richard Long, Andy Warhol, Richard Serra o Takashi Murakami, y también una veintena de alicantinos, como Rosana Antolí, Ángel Masip, Aurelio Ayela, Susana Guerrero o Ana Teresa Ortega, que los coleccionistas consideran parte fundamental.
La colección se espera que pueda viajar hasta Alicante «en el último tercio del año», tal como asegura el alcalde, Luis Barcala. «Estamos barajando un presupuesto cercano a los 70.000 euros», teniendo en cuenta que «exige que se realice en avión, con un embalaje especial y siguiendo las medidas de seguridad». Un importe que «irá contemplado con los remanentes del presupuesto municipal que vamos a aprobar».
El reto al que se enfrenta la colección a su llegada es el espacio donde se va a depositar, ya que la ampliación del MACA aún tiene pendiente la realización del proyecto. «Desde la Concejalía de Cultura, Antonio Manresa se está ocupando de estudiar las distintas posibilidades tanto a nivel del propio ayuntamiento como con otras instituciones y administraciones para garantizar una buena conservación de las obras».
A medio plazo, destaca Barcala, «la ampliación del museo –para cuyo proyecto se han aprobado 500.000 euros– debe resolver esta cuestión, ya que no solo es el depósito sino también la exhibición de la colección, que es lo más importante». También se están valorando otras posibilidades, afirma, «que pasan por la recuperación de algún edificio histórico en sus inmediaciones o incluso apoyarnos en el desarrollo del complejo cultural las Cigarreras, que le pueda dar soporte al museo y al desarrollo de exposiciones temporales».
Con la incorporación de esa colección, resulta complicado que se pueda generar actividad y mantenimiento con 180.000 euros. «Es un presupuesto ajustado que debemos ir mejorando para aumentar las capacidad del museo. También debemos ser conscientes del esfuerzo inversor que va a ser necesario para ampliar las instalaciones museísticas». Por ello, «también de los remanentes, incrementaremos ya esa asignación en un importe significativo para que no esperen a presupuestos futuros».
Barcala reconoce que Alicante «debe dar un salto cualitativo en su oferta cultural para ocupar el espacio que se merece».
La llegada de este fondo supone «uno de los acontecimientos culturales más importantes que han tenido lugar en la ciudad desde hace años», asegura Rosa María Castells, conservadora del MACA. Para este centro significa «abrir nuevas posibilidades y establecer conexiones entre artistas y tendencias que enriquecerán el discurso del museo».
Para Castells, «la extremada generosidad de los propietarios y su visión de futuro pueden marcar para siempre a las nuevas generaciones, otorgando la posibilidad de conformar instituciones públicas atentas a lo contemporáneo».