En diciembre de 2019 puso en marcha el proyecto de su Isla flotante. Lo hizo con la colaboración del MACA y con la participación de alumnos de bachillerato. El objetivo era alertar, educar, ayudar a reflexionar a los jóvenes sobre el abuso de los plásticos y la destrucción del planeta. Han pasado más de tres años y la pieza de Olga Diego (Alicante, 1969) sigue siendo la misma, pero la situación medioambiental es mucho más alarmante.
Por eso, la artista ha rescatado esta Isla flotante, integrada por 3.612 botellas recicladas, y la ha llevado a la galería Set de València, donde se inaugura el viernes junto a piezas de la creadora polaca Diana Lelonek, que comparten ese compromiso con el cuidado de la naturaleza, bajo el lema Deriva.
«Es la primera vez que sale a navegar la isla y estoy muy contenta de que lo haga porque queda fabulosa en la galería, invade todo el espacio y lo hace muy contundente; ha sido una osadía traerla aquí pero queda brutal», asegura la artista sobre esta pieza que mide cuatro metros de ancho por tres de alto.
Las botellas que conforman la obra, que estaba almacenada en Las Cigarreras de Alicante, están unidas por hilo realizado por Diego con los mismos plásticos para evitar el uso de bridas. Y ese mismo hilo es el que ha utilizado para ampliar la exposición tejiendo una bandera. «He continuado trabajando con este concepto y he creado una pieza nueva, una bandera que representa este nuevo territorio de plástico que está creciendo en el mundo».
Más pesimista
Olga Diego ve ahora con más pesimismo la situación. «Cuando concebí el proyecto en el MACA era para llamar la atención sobre el problema pero ahora lo veo mucho peor, por eso hay que seguir luchando y aportando cosas, no podemos tirar la toalla».
La muestra se completa con una veintena de dibujos del proceso de creación. «Algunos no estaban expuestos en Alicante, pero son todos los proceso porque yo lo cuido mucho, tanto la parte gráfica como las fórmulas de construcción, en una mezcla de dibujo y geometría; también muestran una investigación sobre la base triangular de la que surge el sistema modular creado para la isla».
Olga Diego no descarta que en algún momento pueda completar la otra media esfera «y quién sabe si llegar al mar», que era la primera intención cuando se creó en el Museo de Arte Contemporáneo de Alicante, pero que se vio frustrada por la pandemia.
Dos proyectos, un objetivo
La galerista Reyes Martínez unió en esta exposición a la artista alicantina con Diana Lelonek «porque las dos están comprometidas con la relación del hombre y la naturaleza, y porque tienen un componente de utilizar la ciencia a la hora de realizar sus proyectos». De esta manera, la creadora polaca muestra una instalación con sonidos de tres glaciares «para hacer una composición musical de ese desastre silencioso».
Son trabajos «totalmente distintos», pero conceptualmente «muy relacionados por las intenciones y objetivos que tienen las dos», apunta.