Decía Henry Cartier-Bresson (1908-2004) que la perfección de una foto no estaba en buscarla sino en estar en el sitio justo cuando algo sucede y tener sensibilidad. Y eso es lo que hizo con su inseparable Leica este fotógrafo a principios de los años 30 del pasado siglo cuando recorrió diversas ciudades españoles.
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