Un galerista estadounidense, Michael Jenkins, y un historiador del arte alicantino, Javier Romero, han decidido “dejar marchar, como un hijo que ya se ha hecho mayor”, a la mayor parte de su colección de piezas de arte contemporáneo, representativas de las diferentes corrientes y vanguardias surgidas en los últimos cincuenta años. Cerca de 300 obras, de 155 artistas y tasadas en algo más de dos millones de euros, que recalarán en el Museo de Arte Contemporáneo de Alicante (MACA). Una donación sin contraprestación económica que ya ha sido aprobada por el Ayuntamiento alicantino, propietario del centro, y que Romero confía en que contribuya a alertar “a los responsables políticos de todas partes sobre la importancia de apoyar a la cultura, sin pensar en ahorrar”, añade.
Romero cuenta por teléfono desde Nueva York que la colección nace “del proceso iniciado por Michael de compra de arte”, un coleccionismo que, ya juntos, han “potenciado durante los últimos 15 años”. A través de piezas firmadas por Richard Serra, Andy Warhol, Takashi Murakami, Louise Bourgeois o Kara Walker, acompañadas por otras de artistas alicantinos o afincados en la provincia como Teresa Lanceta, Aurelio Ayela, Daniel García Andújar u Olga Diego, el conjunto “cubre multitud de medios de expresión”, desde el dibujo hasta la escultura, pintura, obra gráfica, fotografía, instalación, libro de artista o vídeo, y explica, según sus propietarios, la práctica contemporánea del arte de las últimas décadas. Todo, a través de artistas de relevancia internacional y “otros que trabajan a otro ritmo, en los márgenes, que no entran en las lecturas canónicas del arte”, dice el experto.
Las obras donadas al MACA, prosigue Romero, tienen, en general, un fuerte componente social. No solo trata de atender a las “cuestiones formales” de sus creadores, sino también “a una visión ecléctica, amplia, de cuántos caminos hay por explorar y lo diferente que puede ser la manera de abordar” el entorno desde visiones “de género, de raza o de identidad sexual”. “Las mujeres artista representan el 40% de la colección”, indica Romero, “y están los 12 o 14 artistas afroamericanos más importantes de las últimas décadas”, continúa. El contenido donado a Alicante también agrupa “numerosos artistas gais que trabajaron la identidad sexual, sobre todo, en la época del sida”, relata.
Por último, Jenkins decidió que “era importante y fundamental” completar este recorrido con artistas alicantinos. “La colección es muy global”, subraya Romero, “un término que resulta muy inexacto si no se incluye lo local”. Además, existe un componente afectivo, la base para que el receptor de las piezas haya sido el MACA. Romero era un historiador y técnico de arte nacido en Elda (Alicante) cuando conoció a Michael Jenkins, copropietario de Sikkema Jenkins & Co, célebre galería de Chelsea (Manhattan), en el museo Reina Sofía de Madrid, en 2003. Años después, se casaron. Y en sus frecuentes visitas a España, se mantuvieron atentos a la evolución del centro alicantino y establecieron continuos encuentros con los creadores de la zona.
Desde un principio, el museo que nació de la colección particular de Eusebio Sempere, posteriormente alimentado con el legado de Juana Francés y con el depósito de piezas de arte contemporáneo español de la Fundación Mediterráneo (la extinta Caja Mediterráneo), fue el destinatario de una colección “que había madurado hasta poder ofrecerla”, dice Romero. Se reunieron con Rosa María Castells, directora del MACA, con la esperanza de que “entendiera la importancia de la colección”. Le mostraron “imágenes de todas las piezas, una a una” y la aceptación del legado fue inmediata. “Su respuesta entusiasta nos confirmó que habíamos trabajado en la dirección correcta”, manifiesta Romero.
Fue en 2019, el momento en que pensaron que ya podían parar, “aunque no hay colección completa”, bromea Romero. Con un “gran esfuerzo económico, pero también de trabajo”, ambos expertos habían reunido, “catalogado, inventariado, almacenado y documentado” una serie de obras que muestran sus intenciones y la obra de los artistas que más admiran. “Pensamos en la repercusión que instituciones como el Musac de León o el museo de Helga Alvear en Cáceres pueden tener para sus respectivas ciudades como experiencia intelectual o enriquecimiento fundamental para cualquier persona”, apunta Romero, “y consideramos que el MACA ofrece ese potencial a Alicante”.
Un regalo de cumpleaños
Romero recuerda que Castells les adelantó que en 2021 se cumplía el décimo aniversario de la ampliación del MACA, una obra que ensanchó en todas las dimensiones su primera sede, el edificio de La Asegurada, que comenzó a albergar la colección legada por Eusebio Sempere en 1977. “Vimos que quizá era un signo de algo”, sostiene el experto en arte. Este año, el museo no solo ha recibido la donación, considerada un “magnífico regalo de cumpleaños”, según la directora del centro. Además, sus responsables han “reordenado las tres colecciones” que se muestran al público y han ampliado el espacio expositivo.
Ante la llegada del legado de Jenkins y Romero, primero deberán aprobar un presupuesto para el traslado de las piezas desde Nueva York. Después, realizarán “una primera exposición de presentación de la colección”, avanza Castells, “y después, otras muestras temporales que permitan recorrerla entera”. La misión es “divulgarla, trabajarla e investigarla”, afirma la directora. El MACA también podrá “ceder obras para exposiciones externas”, adelanta Romero, “para poder crear relaciones de trabajo con otras instituciones”.