Colección Diputación de Alicante-MUBAG
Victor Vasarely, Oeta-neg, 1957
Fechas de exposición: desde junio de 2019 a junio de 2020.
Esta obra de Victor Vasarely, artista considerado como el principal exponente y teórico del Op Art en Europa, comparte espacio expositivo con las obras de arte óptico-cinético pertenecientes a la Colección Arte Siglo XX y se encuentra arropada por obras de artistas como Agam, Sobrino, Hugo Demarco, Le Parc, Soto o Schöffer, entre otras.
Aunque había nacido en 1906 en Pécs, Hungría, se trasladó en los años 30 a París y se dedicó al diseño gráfico y la publicidad hasta mediados de los 40 cuando decide apostar por la pintura. A partir de los 50 su obra se basa en formas geométricas inspiradas en formas naturales que irán derivando en favor de la abstracción pura donde la geometría y las relaciones cromáticas buscarán crear la sensación de movimiento a través de efectos ópticos sobre superficies planas. Pinturas de gran dinamismo e inestabilidad en la mirada del espectador que exigen una actitud activa frente a la obra a través de esas ilusiones ópticas. La forma y el color son indisociables y los elementos geométricos integrantes de la obra se combinan, permutan y adaptan unos a otros para crear toda una serie de formas imaginables, perdiendo importancia el objeto único en favor de un todo.
La carrera artística de Victor Vasarely estuvo muy relacionada con la Galería Denise-René de París, donde expondrá sus obras de manera habitual desde 1948. En 1955 en esa misma Galería realizaría la exposición “Le Mouvement” con Agam, Pol Bury, Jacobsen Soto y Tinguely junto a los precursores Duchamp y Calder. Con motivo de la misma redactó el llamado “Manifiesto Amarillo” en el que expresó el concepto de arte cinético.
Su obra Oeta-neg, 1957, ahora expuesta en el MACA, es una obra completamente dinámica en su observación, ya que carece de movimiento real, en la que Vasarely utiliza el acrílico sobre lienzo, técnica que le permite la exacta definición de los límites entre las distintas figuras que utiliza y, en la que, aunque tanto las formas como los colores no tienen volumen, producen en el espectador el efecto contrario. Las figuras geométricas utilizadas, rombos y cuadrados que se multiplican, cambian de posición, se superponen y reorganizan, juegan con la mirada del espectador, y provocan que nuestro ojo salte de una imagen a otra resultándonos imposible la fijación de la mirada en una sola figura porque, justo al lado aparece otra que llama nuestra atención. Vemos así como la obra se va a constituir en un todo descartando lo individual.